Cuáles son los efectos de la música en nuestro cerebro? 

La música es un arte que afecta diferentes áreas de nuestro cerebro y, en consecuencia, afecta nuestra vida y nuestra forma de ser. Todos disfrutamos escuchando música sin importar nuestra edad, género o cultura, así que podemos afirmar que su impacto es global.

Felicidad o tristeza

La música no nos afecta a todos de la misma manera, es decir, tenemos de ella una percepción subjetiva. Aun así, podemos identificar si una pieza de música tiene un tono feliz o triste y la reacción de nuestro cerebro cambiará dependiendo de ello. 

Incluso las piezas cortas de música alegre o triste nos pueden afectar. Un estudio mostró que después de escuchar una breve pieza de música, los participantes fueron más propensos a interpretar una expresión facial de felicidad o tristeza que coincidiese con el tono de la música que escuchaban. 

Otro aspecto realmente interesante acerca de cómo nuestras emociones se ven afectadas por la música son los dos tipos de emociones relacionadas con la música: las emociones percibidas y emociones sentidas.

Y es que a veces podemos entender las emociones de una pieza de música sin llegar a sentir el sentimiento que esta quiere expresa. Esto explica por qué algunos de nosotros encontramos la música triste agradable, más que deprimente, y en cambio a otras personas les ocurre lo contrario.

Nuestras gustos musicales pueden predecir nuestra personalidad

En un estudio se analizaron las diez canciones favoritas de cada uno de los miembro de las diferentes parejas que participaron y eso permitió hacer predicciones bastante fiables en cuanto a los rasgos de personalidad del oyente.

El estudio utilizó cinco rasgos de personalidad para el examen: apertura a la experiencia, la extraversión, la amabilidad, la responsabilidad y la estabilidad emocional. Curiosamente, algunos rasgos se predijeron con mayor precisión basandose en los hábitos de escucha de algunas personas. Por ejemplo, la apertura a la experiencia, la extraversión y la estabilidad emocional eran los más fáciles de adivinar correctamente. La escrupulosidad, por otra parte, no era una característica obvia basada en el gusto musical.

Por ejemplo, el estudio concluyó que los fans de la música Blues tienen una alta autoestima, son creativos, extrovertidos, apacibles y tranquilos; los amantes del jazz también gozan de una alta autoestima, son creativos, extrovertidos; los aficionados a la música clásica responden los mismos rasgos, pero son más introvertidos; los fans del rap tienen una alta autoestima y son extrovertidos, a diferencia de los aficionados a la ópera, que tienen una alta estima de sí mismos y son creativos. Por último, los fans del reggea suelen tener una alta consideración de ellos mismos, ser sociables y amables con los demás. 

 Por supuesto es muy difícil de generalizar, pero la música afecta nuestra forma de ser y nos define.

La música nos puede distraer de manera significativa durante la conducción (contrariamente a la creencia común).

Otro estudio realizado en adolescentes y adultos jóvenes se centró en cómo su conducción se veía afectada por la música. Los conductores se pusieron a prueba mientras escuchaban su propia música, y también conduciendo en silencio. Com resultado, se concluyó que escuchar música es mejor para una conducción segura debido a la concentración y atención.

La formación músical puede mejorar significativamente las habilidades motoras y de razonamiento.

Generalmente asumimos que el aprendizaje de un instrumento musical puede ser beneficioso para los niños, pero es realmente útil en más formas de lo que podríamos esperar. Un estudio mostró que los niños que tenían tres o más años de formación musical obtuvieron mejores resultados que los que no habían aprendido a tocar un instrumento, especialmente en cuanto a las capacidades de discriminación auditiva y la motricidad fina.

El mismo grupo de niños también obtuvo mejor resultado en vocabulario, razonamiento verbal  y habilidades que implican la comprensión y análisis de la información visual, tales como la identificación de relaciones, similitudes y diferencias entre las formas y patrones.

Estas dos áreas en particular tienen poco en común con la formación musical, por lo que es fascinante ver cómo aprender a tocar un instrumento puede ayudar a los niños a desarrollar una amplia variedad de habilidades importantes.

La música clásica puede mejorar la atención visual

No son sólo los niños los que pueden beneficiarse de la formación musical o la audición sonora. Los pacientes con ictus observaron una mejoría de la atención visual mientras escuchaban música clásica.

El estudio también trató con  ruido blanco y  silencio para comparar los resultados, y encontró que el silencio daba lugar a las peores puntuaciones.

Debido a que este estudio se realizó con una muestra muy pequeña, se debe seguir explorando para la validación de las conclusiones, pero parece muy interesante cómo la música y el ruido puede afectar a los otros sentidos y habilidades.

La música nos ayuda en el ejercicio

La investigación sobre los efectos de la música durante el ejercicio se han realizado durante años. En 1911, un investigador estadounidense, Leonard Ayres, descubrió que los ciclistas pedaleaban más rápido cuando escuchaban música que cuando estaban en  silencio. Esto sucede porque escuchar música puede ahogar los gritos de fatiga de nuestro cerebro. A medida que nuestro cuerpo se da cuenta que estamos cansados ​​y quiere dejar de hacer ejercicio, envía señales al cerebro para hacer un descanso. Escuchar música compite por la atención de nuestro cerebro, y puede ayudar a anular esas señales de fatiga, aunque esto es sobre todo beneficioso para el ejercicio de baja y moderada intensidad. 

No sólo podemos luchar con el dolor cuando escuchamos música, sino que en realidad nos puede ayudar a utilizar nuestra energía de manera más eficiente. Un estudio de 2012 demostró que los ciclistas que escucharon música requieren 7% menos de oxígeno para hacer el mismo trabajo que los que pedalean en silencio.

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